No lo digo
yo, lo dice Christopher T. Russell, el investigador jefe de la misión Dawn. Y cuenta con varios argumentos de peso en los que apoyarse. Ya sabíamos que Vesta tiene cráteres gigantescos. Pero ahora hemos descubierto que también tiene enormes montañas; la mayor de ellas dobla en altura al Everest. También se ha observado la presencia de minerales en el fondo de profundas grietas superficiales, lo que alimenta la teoría de que su interior estuvo fundido alguna vez; puede que incluso en la actualidad tenga un océano de magma bajo su superficie. Y las mediciones de su campo gravitatorio confirman que tiene un núcleo de hierro, cuyo origen se remonta a la etapa inicial del Sistema Solar. Por todo ello, Vesta se parece más a un planeta como la Tierra o a un satélite como nuestra Luna que a cualquier otro asteroide.
~:-)
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