Hasta hace unas pocas décadas, todos los grandes observatorios astronómicos se encontraban en el hemisferio norte. Esto tenía, desde luego, algunas importantes desventajas. Por ejemplo, el centro de la Vía Láctea, nuestra galaxia, apenas podía verse desde el hemisferio norte. Y otros objetos importantes, como las Nubes de Magallanes –dos galaxias enanas compañeras de la Vía Láctea-, quedaban ocultos desde Europa. La polución lumínica y el mal tiempo de muchas ciudades europeas donde se encontraban los observatorios tampoco ayudaban a los astrónomos.
La solución era evidente: poner rumbo al sur. En el hemisferio austral, el centro de la Vía Láctea pasa por encima de sus cabezas cada noche y las Nubes de Magallanes lucen en todo su esplendor. El primer paso lo dieron los astrónomos Walter Baaden y Jan Oort, quienes aprovecharon un viaje a Holanda en 1953 para proponer a sus colegas la construcción de un observatorio europeo en el hemisferio sur. Finalmente, la idea cristalizó el 5 de octubre de 1962, cuando cinco países (Bélgica, Alemania, Francia, Holanda y Suecia) formaron el European Southern Observatory (ESO). En la actualidad, el ESO es la organización astronómica más importante del mundo. Está integrado por quince países, entre ellos España, tiene su sede oficial en Garching, cerca de Münich, y opera tres observatorios en el desierto de Atacama chileno: La Silla, Paranal y Chajnantor.
Este octubre se cumplirán 50 años desde su creación y el ESO va a celebrarlo editando una serie especial de ocho vídeos llamada Europe to the stars – ESO’s First 50 Years Exploring the Southern Sky. El primero de ellos ya está aquí y se titula ‘Going South’.
Si quieres saber cómo nació el ESO y por qué los astrónomos europeos decidieron explorar el cielo austral, no debes perdértelo. (Puedes verlo aquí con subtítulos en español, aunque la calidad del vídeo es peor.)
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