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lunes, 22 de febrero de 2016

Reseñas HdC: Historia mínima del Cosmos

(Esta entrada se publicó primero en Hablando de Ciencia.)

Historia mínima del Cosmos
Manuel Toharia
Editor: Editorial Turner 
Colección Historias mínimas
Nº páginas: 286
Encuadernación: Rústica con solapas
ISBN: 978-84-16354-02-3
Idioma: Español
Año de publicación: 2015


SINOPSIS
¿Qué diferencia hay entre cosmología y cosmogonía?
¿Cómo llegó el agua a la Tierra?
¿Por qué sabemos que nuestro planeta gira alrededor del Sol?
¿Sucedió realmente el Big Bang?
¿Qué es la eclíptica?
¿Qué provoca el fenómeno de las estrellas fugaces?
¿A qué se deben las mareas?
¿Cuál es la cuarta dimensión?
¿Qué es la antimateria?
¿A qué llamamos «tamaño cuántico»?
¿Qué es y para qué sirve un acelerador de partículas?
¿Podremos encontrar vida en otros planetas cercanos?
¿Qué dice la ciencia sobre el fin del mundo?

RESEÑA
Es muy probable que en alguna ocasión te hayas planteado alguna de las preguntas anteriores. A todas ellas y a muchas otras trata de dar respuesta el divulgador científico Manuel Toharia en su último libro, Historia mínima del Cosmos. O, como reza el subtítulo de la portada, la historia de todo lo que existe, desde el Big Bang a hoy, y cómo lo hemos sabido. Toda una declaración de intenciones.

En efecto, el autor ha querido escribir un libro breve (“un libro gordo hoy en día no lo lee nadie”, dice Toharia), dirigido al gran público, de forma que cualquier que lo lea tenga una idea general y completa de lo que es el cosmos, es decir, todo aquello que nos rodea. Una especie de ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Adónde vamos? condensado en 286 páginas. Un desafío del que solo podría salir victorioso alguien con el bagaje de Manuel Toharia.

El físico Manuel Toharia (Madrid, 1944) es uno de los grandes nombres de la divulgación en español. A finales de la década de 1960 ya empezó a ejercer como tal, al frente de la sección de ciencia del periódico Informaciones. Luego fue el hombre del tiempo de Televisión Española durante más de una década. Dirigió y presentó otros muchos programas en televisión, y fue uno de los promotores de la revista Muy Interesante. También fue director del museo de ciencias de ”la Caixa” en Madrid y director científico del Museo de las Ciencias de Valencia. Ha escrito más de cuarenta libros divulgativos y colabora, desde hace más de veinte años, en diversos programas de radio en la Cadena Ser y Radio Nacional de España. Pocos divulgadores científicos de este país pueden presumir de un currículum similar.

Manuel Toharia ha venido a hablar de su libro (fuente)

Volviendo al libro, este se estructura en cuatro grandes partes: Cosmogonías, Nace la cosmología, Del Big Bang a hoy y La vida, la inteligencia, el futuro. Además, cuenta con tres apéndices de esos que uno acaba consultando más de una vez: El calendario de la vida en la Tierra, Hitos históricos de la cosmología y Bibliografía comentada. Sus títulos hablan ya por sí solos de lo que son cada cual.

La primera parte, Cosmogonías, se dedica a explicar el origen y la evolución del mundo apelando a los mitos, algo tan antiguo como la humanidad misma. Toharia empieza con los primeros intentos de los aborígenes australianos de hace 10.000 años, y llega hasta la Edad Media, donde por desgracia el avance científico sufrió un colapso de varios siglos. Entre medias, aparecen las grandes civilizaciones que todos tenemos en mente: los babilónicos, los pueblos mesoamericanos y la Grecia clásica, entre otras.

Lo que más me ha gustado de esta parte es el hallazgo de algunos personajes desconocidos para mí, como Jenófanes de Colofón, que vivió a caballo entre el siglo VI y V a.C., y que fue capaz de poner en duda ya entonces el origen divino del mundo. O Heráclides del Ponto, que afirmó en el siglo IV a.C., que la Tierra no estaba inmóvil, sino que giraba sobre sí misma. Una idea revolucionaria para la época. Por otro lado, y teniendo en cuenta la extensión total del libro, esta primera parte me ha resultado un poco larga, pues ocupa un cuarto del libro, cuando lo mejor está por llegar.

La segunda parte, Nace la cosmología, se centra en el fin del oscurantismo mediaval y la transformación, lenta y progresiva, de las creencias cosmogónicas en una verdadera ciencia cosmológica. Gracias a científicos de la talla de Nicolás Copérnico, Johannes Kepler, Galileo Galilei o Isaac Newton, la visión geocentrista del Universo dio paso a una concepción heliocentrista. La Tierra, y en consecuencia también los seres humanos que la habitan, dejaban de estar en el centro de toda la creación. Como bien resume el autor, “adiós al Universo perfecto, a la armonía de las esferas, al geocentrismo y a la cosmogonía cristiana”. Y todo ello haciendo uso de la observación y el razonamiento humano, y prescindiendo de cualquier elemento místico o religioso.

En la tercera parte, Del Big Bang a hoy, Toharia empieza explicando algunos conceptos básicos de la física, como las partículas elementales, la teoría de la relatividad, la física cuántica o la antimateria. Es un requisito necesario para alcanzar el ambicioso objetivo de esta tercera parte, que no es otro que describir lo que sucedió después del nacimiento del Cosmos, hace casi 13.800 millones de años. Desde el Big Bang hasta las primeras estrellas y galaxias, la formación del Sol y sus planetas, la aparición de la vida y su evolución en los últimos 3.850 millones de años, el surgimiento de la inteligencia hace unos pocos cientos de miles de años, y así hasta llegar al siglo XXI. Me sigue pareciendo maravilloso que hoy seamos capaces de comprender todo esto, o al menos, tener una explicación plausible.

Por último, la cuarta parte, La vida, la inteligencia, el futuro, describe cómo surgió la vida en la Tierra (un relato que todavía me pone los pelos como escarpias) y luego, en una segunda fase, la inteligencia, otro de los hechos claves en la historia de nuestro planeta. De nuevo hay que admirarse de la capacidad de síntesis de Toharia, al condensar tanto en tan pocas páginas, y que el resultado sea claro y conciso. Una vez alcanzado el tiempo presente, el autor se plantea el futuro del Universo en su conjunto y, en particular, cuál va a ser el destino de nuestro planeta y de la especie humana.

En definitiva, un libro ameno y comprensible, muy recomendable para todos aquellos que, sin ser unos expertos en el tema, se asombran y sienten curiosidad al mirar al cielo en una noche estrellada. 



miércoles, 16 de septiembre de 2015

Reseñas Buk Magazín: El mundo después de la revolución

(Esta entrada se publicó primero en el número 21 de Buk Magazín, que puedes leer online.)


Título del libro: El mundo después de la revolución. La física de la segunda mitad del siglo XX
Autor: José Manuel Sánchez Ron
Editorial: Pasado y Presente

Cuando uno piensa en la física del siglo XX, lo primero que se le viene a la cabeza son las dos grandes revoluciones con las que se inició: por un lado, la teoría de la relatividad y, por otro, la mecánica cuántica. Mucho se ha escrito ya de eso, pero no tanto de lo que ha ocurrido después de esas revoluciones.

Ése es el desafío que se ha planteado el físico, historiador de la ciencia y académico de la lengua José Manuel Sánchez Ron en este libro: repasar todo lo que ha dado de sí la segunda mitad del siglo XX, sin olvidarse tampoco de sus antecedentes en la primera mitad.

El resultado, sin duda, es extraordinario. Por sus páginas desfilan los científicos más importantes del último siglo, muchos de ellos desconocidos para el gran público. Asistiremos al nacimiento de disciplinas como la cosmología o la física de altas energías. Y seremos testigos de la aplicación de esos desarrollos en tecnología que ha mejorado la calidad de nuestra vida, como el GPS, Internet o la medicina nuclear, entre otros.

Un libro muy completo y rico en referencias, magistralmente escrito, en el que destaca el apabullante trabajo de documentación del autor. Basta decir que la bibliografía se extiende 50 páginas, y que el índice alfabético lo hace otras 14.

En definitiva, una obra que se convertirá muy pronto en una referencia para aquellos que quieran conocer y profundizar en la física del siglo pasado.

martes, 7 de julio de 2015

Reseñas Buk Magazín: Al servicio del Reich. La física en tiempos de Hitler

(Esta entrada se publicó primero en el número 20 de la revista Buk Magazín, que puedes leer online.)




Título del libro: Al servicio del Reich. La física en tiempos de Hitler
Autor: Philip Ball
Editorial: Turner
Traductor: José Adrián Vitier

La física alemana fue uno de los faros que alumbró la ciencia durante las primeras décadas del siglo XX, hasta que los nazis llegaron al poder y se hicieron con el control absoluto de la sociedad alemana, incluyendo la ciencia. 

Para intentar comprender cómo se pudo llegar a aquella terrible situación, el libro se centra en la historia de tres de sus científicos más destacados: Max Planck, Peter Debye y Werner Heisenberg. Los tres recibieron el premio Nobel en su respectiva disciplina (Debye en química; Planck y Heisenberg en física). Y los tres, en diferentes momentos, lideraron la ciencia alemana bajo el régimen nazi.

Lo cierto es que, dejando de lado a unos pocos partidarios de los nazis y a los muchos detractores que se tuvieron que exiliar, la mayoría de los científicos alemanes se encontraban en una posición intermedia. No simpatizaban con los nazis, pero tampoco hicieron mucho por enfrentarse a ellos. Algunos consideraron que su primer deber como alemanes era obedecer al estado, dejando de lado los problemas de conciencia. Otros pecaron de soberbia al pensar que podrían mantenerse al margen de la política. Al final, todos ellos acabaron doblegándose a las exigencias de los nazis.

Un libro excelente, muy bien documentado, que hará las delicias de los amantes de la ciencia y los aficionados a la historia, en especial a los de aquel espantoso periodo.

martes, 16 de diciembre de 2014

Interstellar, o cómo usar la física en una película


Sin duda, se trata de uno de los estrenos del año. Interstellar, la última película del inglés Christopher Nolan, llega dispuesta a renovar el género de la ciencia ficción. Un ambicioso proyecto en la ya ambiciosa carrera del director que deslumbró con Memento, que dio una vuelta de tuerca al personaje de Batman con su trilogía de El Caballero Oscuro, y que nos llevó por los rincones más ocultos de la mente en Origen.

Intestellar nos sitúa en un futuro distópico, con la Tierra asolada por una grave sequía. La falta de alimentos es tan acuciante que los gobiernos obligan a los ciudadanos a trabajar como granjeros. La exploración espacial y la investigación científica han pasado a un segundo plano, y en los colegios se enseña que las misiones Apolo fueron mentira.

Las sequías y las tormentas de arena amenazan el futuro de la Tierra

Entonces, en un claro homenaje a 2001: una odisea en el espacio, “alguien” bienintencionado abre un agujero de gusano cerca de Saturno. Un agujero de gusano es un hipotético atajo en el espacio-tiempo, que permitiría conectar puntos que están enormemente alejados unos de otros. En este caso, pone a tiro de piedra tres planetas potencialmente habitables, en las cercanías de un agujero negro supermasivo llamado Gargantúa. La tripulación de una nave espacial, pilotada por Cooper (Matthew McConaughey), deberá estudiar estos mundos y determinar si pueden ser un nuevo hogar para la humanidad.

La nave espacial Endurance

Este es, a grandes rasgos, el argumento de la película. Vayamos ahora con uno de sus puntos fuertes: la física que hay detrás. En ella se habla de agujeros negros, agujeros de gusano, ondas gravitacionales y encuentros con criaturas de otras dimensiones…Todo esto tiene un protagonismo real en la película, pero ¿de verdad se ha respetado la física o sólo es palabrería?

Lo primero que hay que saber es que la película ha contado como asesor científico a Kip Thorne (Logan, Utah, 1940), uno de los mayores expertos en relatividad general y padre de los agujeros de gusano. En 2005, la productora Lynda Obst le propuso hacer una película basada en su trabajo científico. Él solo puso dos condiciones. Nada en la película violaría las leyes establecidas de la física. Y toda especulación científica tendría que estar dentro de los márgenes de lo factible.

Así fue cómo, durante casi una década, Kip Thorne estuvo trabajando en el guión de Interstellar para darle sentido desde el punto de vista de la física. Él mismo se encargó de escribir las pizarras llenas de fórmulas del Profesor Brand (Michael Caine). Y las simulaciones por ordenador fueron desarrolladas a partir de un código generado por el propio Thorne. El resultado es soberbio. La representación del agujero negro Gargantúa, por ejemplo, es la más realista que se ha visto nunca en el cine.

Gargantúa, con el planeta Miller en sus proximidades

Aún más, quien crea haber detectado un error en la película –como un servidor cuando la vio-, que se espere a leer el libro que ha escrito Thorne al respecto, The Science of Interstellar. Sin usar una sola fórmula matemática, Thorne explica los detalles científicos de la película con una sencillez pasmosa. Todo aquello que parecía no encajar, tiene una respuesta convincente en la mente preclara de Thorne. Hay que quitarse el sombrero ante este hombre, capaz de ganar una apuesta al mismísimo Stephen Hawking (ver Buk Magazín, nº 6).


¿Hace todo esto a Interstellar una mejor película? En mi opinión, sí. De todas formas, que guste o no depende de otros muchos factores. Lo único que puedo hacer es animarte a que la veas, sabiendo al menos que cuenta con el respaldo de las leyes de la física. 

lunes, 12 de septiembre de 2011

Ciencia y cultura


“La ciencia es una manera de enseñar cómo algo llega a saberse; qué es lo que no se sabe; en qué medida las cosas se saben, puesto que nada se conoce de manera absoluta; cómo manejar la duda y la incertidumbre; cuáles son las reglas de la evidencia; cómo pensar acerca de las cosas de modo que puedan formarse juicios; cómo distinguir la verdad del fraude; la verdad del espectáculo.”

Con esta genial frase del genial Richard Feynman empieza el especial "Ciencia y cultura" que aparece en la revista Mercurio Panorama de Libros de septiembre de 2011. Mercurio, por si no la conoces, es una revista mensual gratuita, publicada por la Fundación José Manuel Lara, con objeto de "informar sobre la actualidad literaria y las novedades editoriales, así como de prestar un extraordinario apoyo al fomento de la lectura". Es una revista muy recomendable, no sólo por ser gratuita, sino por su contenido. De ésas que cuando se consigue un ejemplar, apetece sentarse a hojearlo.


Como se puede ver en la portada, colaboran en este especial autores tan destacados como Antonio Muñoz Molina y José Manuel Sánchez Ron, ambos académicos de la Real Academia de la Lengua Española. Hay una entrevista muy interesante con Francisco Mora,  neurólogo y divulgador. Ignacio Morgado Bernal, catedrático de Psicobiología, escribe sobre la valiosa herramienta que es la divulgación del conocimiento científico. Y Javier Ors nos pone al día de las últimas novedades de la literatura científica, así como de grandes clásicos. Como firma invitada aparece Manuel Lozano Leyva, físico, divulgador y novelista, quien aborda un tema tan actual y delicado como el futuro de la energía. En definitiva, se trata de un buen suplemento que merece la pena leer y que puede resultar interesante tanto para los amantes de la divulgación científica como para los propios divulgadores. Ojalá también sirva para enganchar a nuevos lectores, como le ocurrió en su momento a Muñoz Molina.

Empecé con una frase y termino con otra, la que cierra el editorial de este número: "Tres siglos después de la Ilustración, no es concebible una cultura humanística que no incluya una mínima familiaridad con los principios elementales de la ciencia". Ciencia y cultura de la mano, como debe ser. Porque una cosa no quita la otra.

P.D.- Me acabo de enterar que la revista Mercurio también se puede descargar desde su página web. La opción más cómoda y segura si no quieres buscar la revista por las librerías y grandes superficies.