Esta imagen encajaría a la perfección en una galería de arte, aunque no ha salido de la mano de ningún pintor. Fue captada por el fotógrafo Steve Black, a bordo de un helicóptero, mientras sobrevolaba la laguna Hutt, en Kalbarri, al oeste de Australia. Durante tres años, Black repitió en varias ocasiones su visita a esta laguna austral, hechizado por la magia de sus tonalidades, que van del naranja al rojo, y en las que predomina el rosa.
La laguna Hutt es una laguna salada que se encuentra justo al norte de la desembocadura del río Hutt. Tiene forma alargada (14 kilómetros de longitud por solo 2,3 kilómetros de ancho) y está separada del Océano Índico por una barrera de dunas que mide menos de un kilómetro. La profundidad media de la laguna Hutt no llega a un metro, y su nivel se encuentra muy por debajo del nivel del mar. La concentración de sales es tan elevada que parecería imposible encontrar vida en ella.
Parecería imposible, pero no lo es. Durante millones de años, una alga llamada Dunaliella salina ha conseguido adaptarse a este medio. Esta alga sobrevive gracias a la producción de glicerol, una sustancia viscosa que le protege de la elevada presión osmótica. Al mismo tiempo, las algas también se protegen del intenso calor australiano (en verano se ha alcanzado una temperatura récord de más de 50ºC) produciendo una sustancia llamada beta-caroteno. Precisamente el beta-caroteno es el responsable del espectacular color de las aguas de la laguna Hutt al interaccionar con la luz solar.
Resulta que el beta-caroteno también es un potente antioxidante, fuente de vitamina A, muy usado en la industria farmacéutica y cosmética, además de un pigmento que se utiliza en la industria culinaria. La laguna se ha convertido en la mayor planta de producción de microalgas de todo el mundo con 450 hectáreas, lo que supone el 18% de la superficie total de la laguna.
Puedes disfrutar del espectacular trabajo al completo de Steve Black en su página web.
NOTA: Esta entrada participa en la Edición nº23x1 del Carnaval de Química que organiza el blog Moles y Bits. También participa en la XXII Edición del Carnaval de Biología que alberga Consultoría y Educación Ambiental.
Parecería imposible, pero no lo es. Durante millones de años, una alga llamada Dunaliella salina ha conseguido adaptarse a este medio. Esta alga sobrevive gracias a la producción de glicerol, una sustancia viscosa que le protege de la elevada presión osmótica. Al mismo tiempo, las algas también se protegen del intenso calor australiano (en verano se ha alcanzado una temperatura récord de más de 50ºC) produciendo una sustancia llamada beta-caroteno. Precisamente el beta-caroteno es el responsable del espectacular color de las aguas de la laguna Hutt al interaccionar con la luz solar.
Resulta que el beta-caroteno también es un potente antioxidante, fuente de vitamina A, muy usado en la industria farmacéutica y cosmética, además de un pigmento que se utiliza en la industria culinaria. La laguna se ha convertido en la mayor planta de producción de microalgas de todo el mundo con 450 hectáreas, lo que supone el 18% de la superficie total de la laguna.
Puedes disfrutar del espectacular trabajo al completo de Steve Black en su página web.
NOTA: Esta entrada participa en la Edición nº23x1 del Carnaval de Química que organiza el blog Moles y Bits. También participa en la XXII Edición del Carnaval de Biología que alberga Consultoría y Educación Ambiental.