Después de la primera y la segunda, tenía pendiente esta entrada con la tercera y, de momento, última entrega de las llamadas Series de Feynman. En esta ocasión, el bueno de Richard Feynman habla sobre la curiosidad.
Una de las cosas que más me ha gustado de este vídeo es cómo explica Feynman que el mundo que nos rodea, por muy complejo que parezca, está gobernado por leyes sencillas. Lo que ocurre muchas veces, y ahí se lamenta Feynman -e incluso se lo recrimina al entrevistador-, es que sólo nos interesan los últimos avances científicos y nos olvidamos de comprender los principios básicos que subyacen detrás de ellos. Queremos empezar la casa por el tejado, cuando la ciencia lleva siglos construyéndose desde unos sólidos pilares, ladrillo a ladrillo.
Posiblemente éste sea el vídeo que mejor retrata a Feynman, un hombre curioso como pocos. Recordemos que, con apenas 11 años, montó un laboratorio en su habitación donde se dedicaba a desmontar y reparar todo tipo de aparatos, especialmente radios. Su habilidad era tal que en su barrio todos acudían a él para reparar sus aparatos estropeados, a pesar de que sólo era un chaval. Todo se debía a su curiosidad por conocer cómo funcionan las cosas y su interés en resolver rompecabezas.
El mensaje de Feynman está más vigente que nunca. Eso es lo que le hace tan grande.
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