Resulta que un día después de publicar la anterior entrada (si no la has leído, te recomiendo que empieces por ahí), los chicos de la NASA colgaron en su web un vídeo donde se muestran las primeras imágenes de la superficie del asteroide Vesta, captadas desde la cámara de la sonda espacial Dawn. Son exactamente veinte fotografías, tomadas durante un período de treinta minutos, y que en el vídeo aparecen repetidas cinco veces (supongo que por aquello de alargar algo su duración). Las imágenes se obtuvieron el 1 de junio de 2011, cuando la sonda Dawn se encontraba a unos 483.000 kilómetros de distancia de Vesta, y sirvieron para ajustar la trayectoria de la sonda espacial en su aproximación al asteroide, donde se espera que llegue dentro de poco más de un mes, el 16 de julio de 2011.
No te hagas ilusiones, las imágenes son poco nítidas y a primera vista apenas se aprecia algo más que un cuerpo celeste de forma irregular que gira. Para los expertos, sin embargo, son más que suficientes para obtener algunos datos interesantes. Como se explica al final del vídeo, llama la atención una mancha oscura que se encuentra en la superficie del asteroide, a la altura del ecuador, y cuyo diámetro podría alcanzar los 100 kilómetros de diámetro. Esta característica ya se había podido apreciar en alguna imagen anterior obtenida por el Telescopio Espacial Hubble.
También se puede observar que el brillo de la superficie de Vesta no es el mismo en todas las regiones, sino que hay unas más resplandecientes y otras algo más oscuras. El brillo de la superficie de un cuerpo celeste depende de la cantidad de luz que refleje. La Tierra, por ejemplo, refleja aproximadamente el cuarenta por ciento de la luz del Sol que recibe, debido a las nubes y a la nieve de su superficie. La Luna, en cambio, apenas refleja el diez por ciento de la luz solar que le llega. En este sentido, Vesta se parece a nuestro planeta, puesto que prácticamente triplica el brillo de la Luna, aunque no se sabe qué es lo que hace que refleje tal cantidad de luz. De hecho, es el asteroide conocido que más brilla. Éste es uno de los misterios que convierten a Vesta en un lugar fascinante para los científicos y que la misión Dawn espera resolver.
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