Sábado, uno de octubre de 2011. La sonda espacial SOHO (Solar and Heliospheric Observatory) contempla atentamente la actividad del Sol, como viene haciendo desde hace quince años. De repente, un objeto excepcionalmente brillante aparece en la parte inferior derecha de su campo de visión y se dirige a gran velocidad hacia el Sol. Es un cometa, probablemente de la familia Kreutz, una clase de cometas que tienen la poco recomendable costumbre de pasar muy cerca del Sol cuando se encuentran en el perihelio de su órbita. Apenas un instante después, el cometa choca con el Sol y se desintegra. Y entonces pasa algo sorprendente. Justo a continuación de la colisión del cometa, una enorme eyección de masa coronaria emerge al otro lado del Sol.
En este vídeo puedes contemplar la secuencia de los hechos tal y como los captaron la sonda SOHO y los satélites de la Misión STEREO que orbitan alrededor de nuestra estrella.
Ahora viene la pregunta. ¿Realmente el cometa provocó la posterior explosión de plasma? ¿O simplemente fue una coincidencia? Analicemos brevemente lo que sabemos de uno y otro. Las eyecciones de masa coronaria son grandes explosiones se producen en la superficie solar y que expulsan al exterior miles de millones de toneladas de material a millones de kilómetros por hora. El origen de este fenómeno es magnético y se produce como consecuencia de los bruscos movimientos de las líneas de campo magnético del Sol, que giran, se rompen y se vuelven a conectar. En la etapa del ciclo solar que se encuentra ahora, el Sol produce expulsiones de masa coronal de forma frecuente - de hecho, hubo varias unas cuantas horas antes - y podría ser sólo casualidad que una de ellas ocurriese al mismo tiempo que el cometa impactaba con la superficie solar.
Además, este tipo de cometas suelen ser pequeños, con un núcleo de centenares de metros. Una insignificancia, si lo comparamos con los 1.390.000 kilómetros de diámetro solar. Parece difícil imaginar cómo un cometa así podría provocar un proceso de este tipo en el otro extremo del Sol. La relación causa-efecto parece todavía más remota cuando se tiene en cuenta que lo más probable es que el cometa ni siquiera llegó a impactar directamente con la superficie del Sol; antes se suelen romper y evaporar debido a las altísimas temperaturas.
Ahora mismo los expertos se inclinan por la segunda opción: no hay ninguna evidencia de que ambos fenómenos estén relacionados. Aunque algunos investigadores han estado buscando una relación más directa, pero hasta el momento no se ha podido probar nada. Hoy por hoy no existe ningún mecanismo que relacione ambos hechos.
¿Conclusión? Como dice Lou Reed en Last Great American Whale, "no te creas la mitad de lo que veas y nada de lo que oigas." (Si lo reproduces desde Youtube puedes leer la letra de la canción.)
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