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jueves, 9 de enero de 2014

Némesis, la estrella de la muerte

(Esta entrada se publicó primero en el número 8 de la revista Buk Magazín, que puedes leer online.)

Fuente

Esta historia comienza en 1982, cuando los paleontólogos David Raup y Jack Sepkoski publicaron un controvertido artículo donde afirmaban tener pruebas de que las extinciones en masa en nuestro planeta ocurren a intervalos regulares de 26 millones de años. La conclusión era extraordinaria, puesto que las extinciones en masa deberían suceder al azar, sin un patrón fijo. Por ejemplo, hoy sabemos que hace unos 65 millones de años, durante el periodo Cretácico, el impacto contra la Tierra de un enorme cometa acabó con todas las especies de dinosaurios y muchos otros seres vivos. Pero de ahí a admitir que cometas o meteoritos chocan contra la Tierra regularmente cada 26 millones de años, hay un abismo.
Supongamos por un momento que Raup y Sepkoski tuvieran razón. En tal caso, ¿qué mecanismo podría hacer que las extinciones fuesen periódicas? Esta misma pregunta se hizo el físico Richard A. Muller en 1984, y su respuesta fue tan sorprendente como inquietante. Según Muller, el Sol tendría una estrella que lo acompaña, formando lo que se conoce como un sistema binario. Su órbita sería enormemente alargada, de unos 1,5 años luz (casi 19 billones, con b, de kilómetros), de tal manera que se acercaría al Sol cada 26 millones de años. En cada nueva visita, la estrella perturbaría la llamada nube de Oort, una zona situada en los límites del Sistema Solar y que está compuesta por una infinidad de cometas, vestigios de la época en que se formaron los planetas hace unos 4.500 millones de años. La perturbación provocaría una lluvia de estos objetos celestes, con efectos catastróficos sobre la Tierra. Esta hipotética estrella fue bautizada por Muller como Némesis, por la diosa griega de la venganza que castigaba a los arrogantes y desobedientes.
En realidad, la hipótesis de Némesis no tiene nada de extraño. Más de la mitad de las estrellas que conocemos no están solas, sino que vienen en grupos de dos o más. Las estrellas binarias, o estrellas dobles, están formadas por dos estrellas que giran una alrededor de la otra, unidas por la atracción de la gravedad. Cuanto mayor es la diferencia de masa entre ambas, menos se mueve la más masiva y más larga es la órbita de la más ligera. En ese sentido, se puede decir que el Sol es una rareza. ¿Es de verdad una estrella solitaria? ¿O es que su compañera es tan pequeña y su órbita es tan alargada que no se ha detectado hasta ahora?
A pesar de los esfuerzos de los astrónomos, lo cierto es que nadie ha sido capaz de encontrar una posible candidata para el papel de Némesis. Quizás sea una enana marrón o una enana roja, tipos de estrellas que apenas tienen combustible para emitir un brillo muy tenue, lo que dificultaría enormemente su detección. También podría ser que la órbita de Némesis fuese inestable, y cualquier pequeña perturbación la haya apartado de la misma, alejándola para siempre de su compañera –y de nosotros. O simplemente nunca existió, y las razones para esa aparente periodicidad de las extinciones masivas hay que buscarlas en otra parte.
Esto es lo maravilloso de la ciencia. Aunque una teoría pueda encajar con la realidad, eso no es suficiente para que sea cierta. A falta de pruebas sólidas, la hipótesis de Némesis, por muy fascinante que resulte, no deja de ser eso, una hipótesis.


sábado, 18 de mayo de 2013

I Certamen de nanorrelatos de ciencia-ficción Buk Magazín


Desde Buk Magazín, una revista de reciente creación que dirige mi amiga Diana P. Morales, han tenido esta original iniciativa: organizar vía twitter un concurso de nanorrelatos de ciencia-ficción. Los pasos que hay que seguir para participar son muy sencillos:
  1. Hazte seguidor de @bukmagazin, algo que aprovecho para recomendarte.
  2. Manda un tuit a @bukmagazin con tu nanorrelato de ciencia-ficción y la etiqueta #emc2. La extensión no puede superar los 122 caracteres (los tuits dan para lo que dan).
Tienes hasta el 25 de mayo para encontrar la inspiración y condensarla en un tuit. El ganador recibirá una matrícula gratuita al Curso de Microrrelato que se imparte en el Portal del Escritor, un premio más que apetecible.

Como dicen en la revista, "Súbete al DeLorean y deja que tu imaginación vuele por el espacio-tiempo".

¿Te animas?