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martes, 23 de mayo de 2017

Reseñas HdC: El Gran Cuadro

(Esta entrada se publicó primero en Hablando de Ciencia.)

EL GRAN CUADRO. Los orígenes de la vida, su sentido y el universo entero.
Autor: Sean Carroll
Editorial: Pasado y Presente
Traductor: Antonio Iriarte
Colección: ENSAYO
Año: 2017
Páginas: 519
ISBN: 9788494619311
PVP: 35 €


SINOPSIS
Sean Carroll, cosmólogo y físico estadounidense de gran proyección mediática, pretende con esta obra aportarnos una nueva manera de abordar las grandes preguntas de la humanidad: ¿Por qué existimos? ¿Cuál es la finalidad de la existencia? ¿Qué podemos saber acerca del universo y de nosotros mismos? ¿Cómo pensamos y decidimos? 

Esta absorbente mezcla de física, filosofía, humanismo y rigor científico abre nuestras capacidades intelectuales en la búsqueda de un nuevo marco de referencia, una gran visión amplia e inclusiva: el naturalismo poético.

RESEÑA
Tenía mucha ganas de leer el nuevo libro del eminente físico teórico Sean Carroll, del que todavía recuerdo un artículo que publicó en la revista Investigación y Ciencia sobre el origen cósmico de la flecha del tiempo allá por 2008. En esta ocasión, y gracias a una cuidada edición publicada por Pasado & Presente, Carrol nos explica la historia del universo, las partículas y fuerzas que lo componen, y cómo, a partir de estas, pudo surgir una vez la vida. Todo ello conforma el "gran cuadro" al que alude el título del libro.

Pero ahí no termina la cosa. El otro objetivo del libro queda más cerca del ámbito filosófico que del científico, pues el autor pretende, en sus propias palabras, "ofrecer un poco de terapia existencial". Y continúa en el prólogo afirmando que:
Somos pequeños; el universo es grande. No viene con un manual de instrucciones. No obstante, hemos descubierto un asombroso montón acerca de cómo funcionan las cosas en la práctica. Aceptar el mundo como es, hacer frente a la realidad con una sonrisa y convertir nuestras vidas en algo valioso, resultan una clase distinta de reto.
El gran cuadro es un libro donde, además de física, química y biología, podemos aprender filosofía de la mano de Descartes, Kant o Wittgenstein. Un libro erudito y ambicioso, escrito con un lenguaje claro y poco pretencioso, que resulta sincero y transmite serenidad. Si quieres saber cómo la visión científica del mundo es capaz de enriquecer nuestra comprensión del universo y hasta de nosotros mismos, no dejes de leer El gran cuadro.

Sean Carroll, en 2017 | Fuente
Sean Carroll (Filadelfia, 1966) es físico teórico y profesor investigador en el Instituto Tecnológico de California (el mítico Caltech). Sus actuales líneas de investigación se centran en la cosmología: materia oscura, energía oscura, simetrías del espacio-tiempo y origen del universo. También se ha interesado por los cimientos del la física cuántica, la flecha del tiempo y posibles modificaciones de la relatividad general. Colabora con diversas revistas de ciencia y suplementos como NatureThe New York TimesSky & Telescope y New Scientist. Ha aparecido en los programas televisivos El universo de Canal Historia, Secretos del universo con Morgan Freeman en DMax y en el programa satírico The Colbert Report. Desde 2010 es miembro de la American Physical Society; en 2015 ganó el premio Andrew Gemant, y un año más tarde la prestigiosa beca de investigación Guggenheim. Es autor de La partícula al final del universo (2013) y Desde la eternidad hasta hoy (2015). El gran cuadro es su primer libro editado en Pasado & Presente.

Después del prólogo, el libro se divide en seis grandes partes, con un total de cincuenta capítulos: COSMOS (ocho capítulos), COMPRENDER (diez capítulos), ESENCIA (nueve capítulos), COMPLEJIDAD (nueve capítulos), PENSAR (ocho capítulos) y PREOCUPARSE (seis capítulos). A estos hay que sumar un interesante apéndice aunque técnico sobre la integral de caminos de Feynmann, una sección que incluye las referencias de las citas y las fuentes usadas por el autor, para terminar con unas lecturas recomendadas muy jugosas.

En la primera parte del libro, COSMOS, el autor se pregunta por la naturaleza última de la realidad, y repasa las distintas formas que tenemos de hablar del mundo en su nivel más profundo. En concreto, Carroll se centra en el llamado naturalismo poético, la estrategia que recomienda para entenderlo todo y cuyo padre se considera al filósofo escocés David Hume. El naturalismo afirma que solo existe un mundo, el natural; las pruebas acumuladas a su favor en los últimos siglos así lo corroboran. Lo de poético nos recuerda que hay más de una forma de hablar del mundo, y que todas ellas deben ser coherentes entre sí; "el universo está hecho de historias, no de átomos", en palabras de la poeta Muriel Rukeyser.

En la segunda parte, COMPRENDER, Carroll explica la forma de proceder para intentar entender el mundo o, al menos, acercarnos cada vez más a la verdad. El autor se inclina por el enfoque bayesiano (llamado así por el matemático y reverendo Thomas Bayes), que se basa en determinar la probabilidad de un suceso en función a unos grados de creencia que se aplican a priori. Que no cunda el pánico, pues Carroll recurre a diversos ejemplos y cálculos que ayudan a asimilarlo. Lo importante es que "tenemos que estar dispuestos a aceptar la incertidumbre y el conocimiento incompleto, y estar siempre preparados para actualizar nuestras creencias conforme vayan apareciendo nuevas pruebas".

La tercera parte trata de la ESENCIA del mundo, donde se profundiza en las leyes fundamentales de la naturaleza. Una de ellas es la física cuántica, la teoría que gobierna el mundo subatómico. Aunque muchos de sus principios pueden chocar con nuestro sentido común, pocas teorías han superado con éxito tantos exámenes. O la llamada por Carroll "teoría del núcleo", conocida habitualmente como el modelo estándar de la física de partículas, la teoría que mejor describe las partículas y fuerzas que conforman la materia que nos rodea, los planetas, las estrellas y las galaxias. Aunque todavía queda mucho por saber acerca del funcionamiento del mundo, hay una cosa de la que podemos estar seguros: en él no tienen cabida la telequinesia, la astrología y tantos otros fenómenos psíquicos o paranormales.

La cuarta parte del libro, COMPLEJIDAD, es seguramente la que más me ha gustado. En ella intentaremos entender cómo puede surgir, a partir de las leyes de física, la complejidad del mundo que nos rodea. Según Carroll, la emergencia de estructuras complejas es una consecuencia natural de la tendencia del universo hacia un mayor desorden, de acuerdo con la segunda ley de la termodinámica. La culminación de este proceso es la vida misma. A medida que conocemos los mecanismos básicos de la vida, mejor encajan estos con los principios físicos fundamentales que rigen el universo. Otra conclusión importante es que "no somos la razón de la existencia del universo, pero nuestra capacidad de autoconciencia y reflexión ya hace que seamos especiales en él".

En la quinta sección, PENSAR, el autor se enfrenta al enigma de la conciencia humana, "una compleja interacción de muchos procesos que actúan en múltiple niveles". Como nos muestra el cosmólogo estadounidense, la neurociencia moderna ha logrado enormes avances en la comprensión del pensamiento en nuestros cerebros, pero todavía se nos escapan muchos detalles. El problema más arduo es filosófico: ¿la conciencia surge de átomos ordinarios que cumplen las leyes de la física? ¿O hay algo nuevo en ella más allá de lo puramente material? Todo apunta a la primera opción, aunque el debate no está completamente cerrado.

La sexta y última sección, PREOCUPARSE, es la más personal y quizás la más floja del libro. En ella, Carroll afronta lo que califica como "el problema más difícil de todos, el de construir sentido y valores en un cosmos carente de un propósito trascendente". Todos tenemos preocupaciones y miedos, deseos y aspiraciones, bien consecuencia de la evolución, nuestra educación o nuestro entorno. ¿Cómo podemos conciliar todo ello en nuestro fuero interno, y entre todos nosotros? Carroll nos facilita para ello su lista de diez consideraciones -que no mandamientos- para conseguirlo, del estilo de "siempre podemos hacerlo mejor" o "compensa escuchar". Como explica el autor
Todas las vidas son distintas, y algunas hacen frente a penalidades que otras jamás conocerán. Pero compartimos todos el mismo universo, las mismas leyes naturales, y la misma tarea fundamental de crear sentido e importancia para nosotros y para los que nos rodean en el breve tiempo del que disponemos en el mundo.
Y de esta manera tan poética, como no podía ser de otra manera, termina el libro de Sean Carroll. Un libro que me ha gustado y cuya lectura recomiendo a todos los amantes de la divulgación científica que también se sientan atraídos por la filosofía.



jueves, 28 de abril de 2016

Reseñas HdC: Monos, mitos y moléculas

(Esta entrada se publicó primero en Hablando de Ciencia.)

Monos, mitos y moléculas     Monos, mitos y moléculas
     Joe Schwarcz
     Editorial: PASADO Y PRESENTE, S.L.
     Traductor: Antonio Iriarte
     Colección: ENSAYO
     Materias: QUÍMICA
     Año: 2016
     Páginas: 325
     ISBN: 978-84-944272-2-0
     PVP: 24,00€


SINOPSIS

La alimentación, las terapias alternativas, los peligros de los alimentos transgénicos o de los plásticos en nuestro día a día son solo algunos de los muchos temas que se tratan en Monos, mitos y moléculas.

¿Por qué conviene comerse las manzanas con piel? ¿Quién y cuando inventó el retrete? ¿Contienen los helados petróleo? ¿Qué método de vigorización testicular se hizo aplicar Sigmund Freud? ¿Quién inventó el Napalm? ¿Sirve de algo la homeopatía? Joe Schwarcz nos da respuestas científicas y rigurosas a todas estas preguntas y muchas más. Los lectores de ciencia interesados en nutrición y en los verdaderos peligros de salud en nuestra vida actual descubrirán a un autor esencial y entretenido que lucha por separar los mitos infundados de la verdadera ciencia. Nunca habrías imaginado que la química fuera tan vital y apasionante.

RESEÑA

Internet tiene respuesta para todo, pero en muchas ocasiones resulta difícil saber si esa respuesta es correcta, especialmente cuando se trata de temas científicos. La mayoría de los usuarios no tienen las herramientas necesarias para diferenciar una mentira flagrante de una afirmación respaldada por la ciencia. Este es justo el objetivo principal del último libro del químico canadiense Joe Schwarcz, reconocido divulgador científico. Una lectura muy recomendable para cualquiera que esté interesado en nutrición, salud y, por supuesto, química. La química nuestra de cada día, como reza el subtítulo de la portada.

El libro se divide en seis grandes bloques y tiene en total sesenta y cinco capítulos. Todos ello son cortos, normalmente de cuatro páginas -seis como mucho-, a modo de ensayos breves con entidad propia. Ese es uno de los grandes aciertos del libro, pues este planteamiento permite tratar una gran variedad de temas, desde anécdotas históricas hasta noticias de rabiosa actualidad, en los que el estilo claro y directo del autor se amolda a la perfección. El resultado es que muchos de estos capítulos son pequeñas joyas de la divulgación científica, que invitan a leerse despacio, a saborearse y, una vez terminados, a reflexionar sobre ellos. Como, por ejemplo, Una lección de cultivos, Cadáveres en el armario, Ciencia del retrete, Etiquetas engañosas, El reto de la malaria o La locura de Popeye, por citar solo algunos.
Joe Schwarcz, en plena charla | Fuente
De origen húngaro, Joe Schwarcz es Doctor en Química por la Universidad de Montreal y director del Office for Science and Society de dicha institución. A lo largo de su carrera ha recibido numerosos premios por su labor docente y divulgativa, entre ellos la medalla de Montreal del Canadian Chemical Institute y el premio Grady-Stack de la American Chemical Society por sus esfuerzos en liberar a la química de falsos mitos. Es conocido por su programa radiofónico The Dr. Joe Show y sus apariciones frecuentes en Discovery Channel, CTV, CBC, TV Ontario y Global Television. Asimismo es colaborador habitual de The Gazette (Montreal), donde publica semanalmente la columna The Right Chemistry. Entre sus numerosos títulos de divulgación científica, todos ellos éxitos de ventas, destacan ¿De qué se alimentan los zombies? (Robinbook, 2009), That's The Way The Cookie Crumbles (2002), Science, Sense and Nonsense (2009) y Is That a Fact?: Frauds, Quacks, and the Real Science of Everyday Life (2014).

Volviendo al libro que nos ocupa, se estructura en seis grandes partes: Tragarse la ciencia, Volver la vista atrás  Preocupaciones químicas, Química por aquí y por allí, Asuntos de salud y Medias verdades. Al cuerpo del libro le precede una Introducción (en el que se explica el porqué del título del libro) y termina con una Conclusión, además del imprescindible Indice alfabético, tanto temático como onomástico, que ocupa las últimas veinte páginas del libro.

La primera parte, Tragarse la ciencia, se centra en la química de los alimentos, un tema que en demasiadas ocasiones está rodeado de polémica. Es una pena comprobar que Internet sirve para difundir falsas creencias y falacias, y que una parte del gran público tiene más confianza en personajes de dudosa reputación, como el Doctor Mehmet Oz, en lugar de los profesionales de la materia. El autor se encarga de desmontar muchas de esas falsas creencias -como, por ejemplo, el peligro de los alimentos transgénicos-, además de presentar los últimos estudios relacionados con las dietas saludables, y recordarnos la importancia de la higiene en toda la cadena alimentaria, para evitar brotes de contaminación microbiana (E. coli, entre otros).

Como indica el nombre de la segunda parte, en Volver la vista atrás podemos disfrutar de diversas anécdotas de la historia de la química. Entre otras, conocer las incursiones de Thomas Edison en la industria de la construcción, descubrir los orígenes del retrete, destapar algunos trapos sucios de la empresa Bayern, revivir los horrores del napalm en la guerra de Vietnam y reivindicar la figura de Alan Turing. ¡Hasta de la Biblia se puede aprender mucha química!

La tercera parte, Preocupaciones químicas, es uno de los bloques fundamentales de este libro. Y es que, por desgracia, el término “producto químico” se ha convertido para muchas personas en sinónimo de sustancia tóxica. Por supuesto que estamos expuestos a productos químicos, y que estos nos afectan. Pero esto no significa que sea malo. Como dice el autor, parece que nadie recuerda “cómo curan infecciones los antibióticos, cómo nos protegen los conservantes de comer alimentos mohosos ni cómo lavan nuestra ropa los detergentes”. Hay que luchar contra esta quimifobia y recuperar la confianza en la química y en el método científico.

La cuarta parte, Química por aquí y por allí, es la más breve de todas, ya que solo consta de seis historias, en las que se tocan diversos temas de actualidad, como son los efectos beneficiosos de la música, la tecnología en la Fórmula 1, las formas de capturar el dióxido de carbono y cómo usar feromonas de gato para relajar a estos animales.

Igual que la primera giraba alrededor de los alimentos, la quinta parte, Asuntos de salud, lo hace entorno a este tema de vital importancia (por algo se dice que la salud es lo primero). Schwarcz relata episodios de la lucha contra diversas enfermedades, como la victoria sobre la pelagra o los brotes del llamado Norovirus, responsable de la mitad de brotes de gastroenteritis en Estados Unidos; nos advierte de los efectos nocivos de tomar el Sol y nos recuerda el descubrimiento de la heparina. En total, trece historias fascinantes de cómo la medicina ha ido avanzando paso a paso gracias a la investigación.

El libro termina con Medias verdades, otro de sus grandes bloques. Aquí el autor denuncia al periodista que está más preocupado en buscar un titular sensacionalista y deja para ello de lado el rigor de su artículo. Denuncia esas terapias que se visten como serias, pero que, desde el punto de vista científico, no tienen ninguna credibilidad (acupuntura, homeopatía,...). Denuncia a la industria alimentaria y cosmética, las cuales realizan publicidad engañosa en multitud de productos con el único objetivo de conseguir mayores beneficios económicos. Todavía queda un largo camino por recorrer, pero con libros como este es más fácil aprender a destapar este tipo de actividades.

Y para finalizar, una frase demoledora que aparece en el libro, pronunciada por el escritor estadounidense Mark Twain:
No es lo que no sabes lo que te mete en líos. Es lo que crees saber con certeza y que sencillamente no es así.

Si quieres conocer cómo la Química ayuda a diferenciar los hechos de los mitos, no dejes de leer este libro.